A mediados y finales de los 70 no se desconocía la figura del asesino en serie.
El término asesino en serie no se solo existía en el mundo cerrado de los conductistas e investigadores de homicidios del FBI, que en la década de 1970 se enfrentaban a un repentino aumento de asesinatos sin resolver que parecían estar ligados a responsables únicos y desconocidos.
Ted Bundy, que asesinó por lo menos a 36 jóvenes estudiantes universitarias en seis estados, emergió de aquella época como el prototipo de asesino en serie posmoderno.
Pero en las películas, en la realidad y en la literatura de ficción, en los medios de comunicación, en la cultura popular e incluso en la psiquiatría forense, no existía un término consensuado para definir a Ted Bundy, ni para aquello con lo que se encontraron los investigadores, tal como lo tenemos ahora: el nombre asesino en serie.
Sobre mí
No soy un asesino en serie ni tengo previsto dedicarme a ello en los próximos años.
Si soy un friki de la psicología y en particular la de estos inquietantes seres humanos.
Hay algo en la comprensión del mal que me intriga y me repele al mismo tiempo.
No es mi labor juzgarlos, sus hechos se juzgan por si solos.
Solo estoy aquí para arrojar luz a los hechos ocurridos alrededor de estos deleznables homínidos.
Cabe recordar que tenemos una carga genética que nos convierte a todos en potenciales asesinos en serie y que solo una correcta educación y sociabilización nos aparta de ese lúgubre mundo
Ha sido un trabajo duro pero enriquecedor, muchas horas de lectura y dedicación.
Quizá alguna de los relatos y escenas que aquí se describen provoquen que te gires cuando sientas a un desconocido caminando tras de ti…
Te invito a que te unas en este viaje a la mente del asesino.
Bienvenido