Bradford, Florida.
07:16 a.m. del 24 de enero de 1989.
Theodore Robert Bundy ha sido declarado muerto. Tenía 42 años.
Se desconoce el número real de víctimas.
Ted Bundy (nacimiento, Theodore Robert Cowell) nació el 24 de noviembre de 1946 en Burlington, Vermont.
Se convirtió en uno de los asesinos en serie más prolíficos de Estados Unidos. Entre 1974 y 1978, después de más de una década negándolo, Bundy confesó 30 asesinatos, todas ellas mujeres.
Finalmente el FBI pudo probar 36 asesinatos de mujeres estadounidenses, cometidos en 7 estados.
Aunque su perfil ha sido analizado por los más prestigiosos psicólogos y criminólogos, entender a este asesino en particular parece ser una tarea difícil.
Las víctimas guardaban un inquietante parecido con Stephanie Brooks, su primer amor.
Fue capturado varias veces, pero logró escapar hasta que finalmente fue condenado a morir en la Silla Eléctrica y finalmente ejecutado el 24 de enero de 1989.
Su caso ha tenido un gran impacto en la sociedad y en la cultura popular, generando debates sobre el tratamiento y prevención de este tipo de asesinos.
La vida de Ted Bundy antes de convertirse en asesino
Según su propio relato, Bundy tuvo una infancia feliz y normal, pero investigaciones posteriores han demostrado lo contrario.
Desde joven presentó comportamientos violentos.
Infancia y juventud
Su nacimiento se produjo en el Hogar Elizabeth Lund para Madres Solteras.
Hijo ilegítimo de Eleonor Louise Cowell y un padre biológico al que nunca conoció.
Su madre, asintió a la creencia de que Ted Bundy era hijo de un vendedor y veterano de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos llamado Lloyd Marshall, aunque otra copia del mismo certificado asigna su paternidad a un hombre llamado Jack Worthington, quien según Louise Cowell la había abandonado tras enterarse de su embarazo.
La identidad de su padre biológico nunca ha sido confirmada.
Hasta los 4 años vivió en casa de sus abuelos. Creció en un hogar totalmente disfuncional con muchas carencias afectivas y vínculos emocionalmente sanos.
Louis, que rechazaba la idea de ser madre adolescente, en esos primeros años hizo creer a Ted que sus abuelos eran sus padres y su madre su hermana mayor.
Su abuelo era un hombre misógino, alcohólico y violento. Consumidor de pornografía.
En 1950 se trasladaron a Tacoma, Washington, a casa de unos familiares, debido al comportamiento agresivo de su abuelo y al maltrato al que fueron sometidas tanto su madre como su abuela.
Louise conoció a Johnnie Culpepper Bundy, un reconocido cocinero del Ejército con el que se casó en mayo de 1951. El matrimonio tuvo 4 hijos.
Ted pasaría a adoptar el apellido Bundy de su padrastro, aunque nunca llegó a desarrollar una conexión afectiva con el marido de su madre.
Con sólo 3 años, el pequeño Ted cogió todos los cuchillos de la cocina y los colocó alrededor de su tía que, en ese momento, estaba durmiendo la siesta.
Al despertar aquella tarde, la mujer se encontró frente a los desafiantes reflejos de las afiladas hojas de acero.
Los cuchillos formaban un círculo a su alrededor, mientras que el pequeño Ted la observaba con una tierna sonrisa al pie de la cama.
En su adolescencia, Bundy tenía problemas para relacionarse con sus compañeros y se sentía atraído por situaciones violentas y peligrosas. A los 15 años, empezó a robar y a coquetear con el sadismo.
A la edad de 18 años, Bundy se mudó a Washington para estudiar pero desertó pocos meses después.
Primeros indicios de su comportamiento violento
Aunque Bundy se graduó en el instituto con unas notas aceptables, desde su infancia, mostró signos de estar desequilibrado.
En 1969, Bundy trabajó como voluntario en la campaña del republicano Nelson Rockefeller durante su candidatura presidencial.
Al año siguiente, Bundy empezó a acudir a la Universidad de Washington, donde mantuvo una relación con una compañera de estudios llamada Stephanie Brooks. Cuando Brooks rompió con él, Bundy se sumió en una profunda depresión y empezó a cometer delitos menores como robo y vandalismo.
En 1973, Bundy fue detenido por conducir de forma temeraria y escapar de la policía, y luego fue relacionado con el asesinato de varias jóvenes universitarias desaparecidas.
Aunque Bundy logró evitar la condena en varios juicios por estos crímenes, finalmente fue declarado culpable y condenado a muerte por el asesinato de una niña de 12 años en 1978.
A pesar de su negativa, Ted Bundy estaba enfermo y su carrera delictiva lo llevó a una muerte segura.
El inicio de la carrera delictiva de Ted Bundy
Después de un pasado lleno de doble moral y familia desestructurada, Ted Bundy inició su carrera delictiva a través del asesinato de jóvenes universitarias. Este asesino en serie se dedicó a buscar víctimas al azar que compartían ciertas características físicas.
El modus operandi de Bundy consistía en engañar a la víctima haciéndose pasar por alguien indefenso que necesitaba ayuda, para después secuestrarla, violarla y asesinarla.
La relación con Stephanie Brooks y el inicio de los crímenes
Bundy no soportaba que Stephanie lo viera como un hombre inferior por el simple hecho de no tener tanto dinero como ella, tenía la seguridad de que nunca podría darle lo que necesitaba, ni llevarla a restaurantes caros ni de compras a sus tiendas favoritas.
Stephanie desconocía que paralelamente Bundy tenia una relación con Elizabeth Kloepfer (seudónimo de Meg Anders). Liz, como él la llamaba, era una divorciada con una hija pequeña. Ella tampoco sabia de la relación de su novio con Stephanie, su primer amor, una chica de San Francisco, California, con la que se seguía escribiendose cartas.
Tras una dolorosa ruptura sentimental con su novia Stephanie Brooks, Ted Bundy comenzó a cometer sus primeros asesinatos, que irían incrementando en número y violencia. El odio, el rencor y el resentimiento hacia Brooks se convirtieron en una excusa perfecta para canalizar su ira y sed de violencia.
Su primera víctima mortal conocida fue una joven llamada Lynda Ann Healy, en 1974.
El modus operandi del asesino
Bundy utilizaba su atractivo físico y su habilidad para engañar a las víctimas, conseguir que le prestaran ayuda y así lograr que la víctima se sintiera segura en su compañía.
Una vez que la víctima estaba desprotegida, daba comienzo el macabro espectáculo, Ted Bundy se deleitaba infundiendo dolor y sufrimiento.
Sus asesinatos eran brutales y despiadados, suelen implicar cortes y mutilaciones en los cuerpos de las víctimas. Después de matarlas, realizaba actos de necrofilia con sus cuerpos.
La investigación, captura, juicio y fugas de Ted Bundy
Bundy, un maestro en la astucia criminal, desplegó una táctica ingeniosa para burlar a los investigadores, cambiando de estado constantemente.
Esta estrategia intrigante mantuvo a la policía en constante desconcierto, incapaz de rastrear su siniestro patrón de crímenes. Sin embargo, conforme el tiempo avanzaba, sus acciones se tornaron más erráticas y peligrosas, desafiando todo límite de cordura.
Carol DaRonch, su primer gran error
El 9 de noviembre de 1974 Bundy cometió un error.
Tras utilizar una placa de policía falsa consiguió hacer subir a su coche a una joven llamada Carol DaRonch.
Todo pareció salir bien al principio y ella accedió a que la llevara a la escuela de secundaria donde estudiaba. Al llegar al aparcamiento ella le golpeó en cuanto este intentó esposarle las muñecas.
Subestimó su fuerza, la chica se le escapó de entre las manos y empezó a correr por la interestatal con las esposas colgando.
Cuando fué a dispararle en las piernas un coche se detuvo y se la llevó.
Las investigaciones e identificación de Bundy como sospechoso
La identificación y captura de Bundy como sospechoso fueron el resultado de una laboriosa investigación llevada a cabo por las autoridades. Tras vincular los casos de varios asesinatos, se estableció un perfil del posible perpetrador.
Se recolectaron pruebas en su contra, examinando las escenas de los crímenes y recabando testimonios de testigos. Luego se implementó una operación de vigilancia para obtener más información sobre sus movimientos.
Tras la desaparición de varias mujeres universitarias en Utah, Bundy fue identificado como el principal sospechoso.
La policía descubrió pruebas que relacionaban a Bundy con los asesinatos y comenzaron a perseguirlo. A pesar de que Bundy lograba evitar la captura, la policía no dejó de buscarlo.
Finalmente, Bundy fue capturado en Florida después de otras series de crímenes.
Captura de Theodore Bundy
Aquellas víctimas que habían sobrevivido a sus ataques, cómo Carol DaRonch, se convertirían en testigos que finalmente desencadenarían su identificación y posterior captura.
El 16 de agosto de 1975, un patrullero policía detuvo un Volkswagen en Salt Lake City para comprobar su matrícula. Al agente le parecía sospechoso que llevase el asiento del copiloto desmontado en la parte de atrás del coche.
En el vehículo se encontró un sospechoso surtido de herramientas.
¿Cómo le explicas a un policía las razones por las cuales llevas un pasamontañas, un picador de hielo, unas bolsas de basura o unas esposas en el maletero?
Dió comienzo a una investigación a escala nacional de Theodore Robert Bundy.
En octubre de 1975 Bundy fue llamado para una ronda de reconocimiento por el caso de Carol DaRonch. Bundy se temió lo peor y no se equivocaba.
Primer juicio contra Bundy
El 23 de febrero de 1976 marcó el inicio del juicio contra Ted Bundy por el secuestro agravado de Carol DaRonch. Bundy tenia en ese momento veintinueve años.
Bundy irrumpió en la sala de tribunal confiado en que las pruebas en su contra no serian insuficientes. Sin embargo, la valiente declaración de Carol DaRonch lo señaló como el perpetrador del intento de secuestro y amenaza de muerte que ella había sufrido.
A pesar de sus negaciones y la falta de una coartada sólida, la justicia dictaminó en su contra el 30 de junio de 1976, con una condena de 15 años de prisión.
Tras las rejas, los médicos sometieron a Bundy a una serie de pruebas psicológicas y toxicológicas que descartaron cualquier indicio de psicosis, adicción a drogas o alcohol, o daño cerebral. Estos resultados no hicieron más que reforzar la preparación de futuros procesos judiciales en su contra.
Las cosas aún se torcieron más para Bundy cuando las pruebas forenses del Volkswagen revelaron que las muestras de pelo encontradas en el vehículo correspondían a Melissa Smith y Caryn Campbell.
Exámenes posteriores indicaron que las contusiones cerebrales encontradas en los cuerpos podrían haber sido causadas por la palanca hallada en el coche de Bundy. Con estas evidencias contundentes, la policía de Colorado presentó cargos por asesinato el 22 de octubre de 1976, marcando un giro trascendental en el caso.
Fugas y nuevas detenciones
En los días previos a su segundo juicio, Bundy tomó una decisión que el creía audaz: despidió a sus abogados y optó por representarse a sí mismo en el tribunal.
Esta elección lo llevó a obtener el permiso para visitar la Biblioteca de la Corte de Aspen, en Colorado. Sin embargo, el 7 de junio de 1977, en un giro sorprendente, se lanzó desde una ventana de la biblioteca, resultando herido en el tobillo. A pesar de la lesión, logró eludir a las autoridades durante seis días, subsistiendo mediante el robo y refugiándose en una cabaña abandonada.
La astucia de Bundy lo mantuvo un paso por delante de la policía, hasta que finalmente fue capturado en el intento de robo de otro vehículo Volkswagen que casualmente tenía las llaves puestas.
Tras ser capturado de nuevo Bundy no estaba listo para rendirse.
Su último pesaje, antes de huir por segunda vez, fue de menos de sesenta y cinco kilos, tenía el plano de la prisión aprendido de memoria y la ruta de salida controlada. Además, había logrado reunir más de quinientos dólares. Suficientes para llegar al sur y cruzar la frontera.
El 30 de diciembre de 1977, orquestó una fuga de película.
Dejo libros en su cama y los cubrió hasta simular una figura humana.
Luego trepó a la litera superior, escalo por otra pila de libros y salió por el pequeño cuadrado del techo que el mismo había serrado. Los kilos que había perdido estos últimos meses lo dejaron suficientemente delgado como para pasar a través de ese pequeño hueco.
Su conocimiento del plano de la prisión le permitió acceder al apartamento del jefe de guardias que, como era de esperar, estaba vacío por las celebraciones de esas fechas. Luego lo único que tuvo que hacer es caminar por los pasillos y salir por la puerta principal de Glenwood Springs. Sin más.
Pasaron quince horas antes de que se dieran cuenta de su ausencia, y para entonces, Bundy ya había desaparecido.
Esta vez, con el seudónimo de Kenneth Misner, se embarcó en una nueva odisea, escapando hacia Chicago y Florida, sumergiéndose aún más en las sombras de su propia mente y en busca de nuevos crímenes tan sobrenaturalmente monstruosos como los relatos de Historias de la cripta.
Últimos asesinatos y arresto definitivo
Tras su segunda fuga y a pesar de las inclemencias meteorológicas de las fechas, Bundy consigue llegar al aeropuerto de Denver, Colorado desde el que vuela a Chicago.
Tras unos días en esta gran ciudad se desplaza a Ann Arbor, Michigan y de ahí hasta Atlanta, Georgia
En un arrebato Bundy decide trasladarse a Tallahassee, Florida donde sobrevive a base de robar en tiendas y de sustraer tarjetas de crédito.
Algo andaba mal dentro de Ted y se avecinaba tormenta, en Florida cometería uno de sus más atroces asesinatos en la Hermandad de Chi Omega el 14 de enero de 1978.
Asesinatos en La Hermandad Chi Omega
Es de madrugada y un impulso incontrolable se desata dentro de Ted, se dirige a un edificio de dos plantas que alberga La Hermandad de Chi Omega, una fraternidad de mujeres.
Tras agarrar un tronco que encuentra en la parte de atrás de la hermandad entra en Chi Omega para dejar al otro Ted divertirse un buen rato con las chicas y la sangre.
Las noticias del mediodía lo confirman. Bundy ha matado a dos estudiantes de Chi Omega, las ha violado, y ha atacado a tres mujeres más hasta dejarlas prácticamente muertas.
Asesinato de Kimberly Leach
De vuelta de uno de sus robos vió una furgoneta blanca con la puerta abierta y se la llevó. Empezó a conducir sin rumbo fijo hasta llegar a Jacksonville.
El 9 de febrero de 1978, secuestró a Kimberly Leach, de 12 años, en Lake City. Su amiga Priscila narró a la policía que la había visto subirse a una camioneta blanca con un hombre del que no pudo aportar más datos.
Bundy la secuestró mientras regresaba a la escuela por un bolso que había olvidado. La convenció para subirse a su vehículo y la llevó a un lugar aislado para agredirla sexualmente.
Murió durante la violación.
Su cuerpo fue encontrado en Florida ocho semanas después.
Arresto definitivo
Tras el asesinato de Leach, Bundy, por alguna razón, regresó a su apartamento de Tallahassee, se deshizo de la furgoneta blanca que utilizaba y casi fue detenido cuando intentaba robar otro vehículo.
Robó un Volkswagen y finalmente se marchó de Tallahassee. Bundy fue a parar a Pensacola, Florida, donde las placas del auto robado fueron reconocidas por el policía de patrulla David Lee, que lo detuvo después de una corta persecución y una breve lucha. Era la tercera vez que era detenido por temas de tráfico.
El 17 de febrero de 1978, se le tomó declaración y reveló su nombre, ya que había dudas sobre su identidad, dado el diferente modus operandi observado en Florida.
El legado y el impacto en la sociedad
Aunque Bundy ya no está presente, su caso sigue despertando interés en la sociedad y ha sido objeto de numerosas referencias en la cultura popular. Además, los debates sobre la prevención y tratamiento de asesinos en serie han cobrado mayor importancia en la última década.
La figura de Ted Bundy ha ejercido una gran fascinación en la sociedad estadounidense y ha sido objeto de muchas reflexiones y debates. Su forma de actuar y sus crímenes han tenido un impacto duradero y han influido en muchos aspectos de la cultura popular y los medios de comunicación.
A continuación, profundizaremos en los distintos legados que ha dejado Bundy y su impacto en la sociedad.
La fascinación por los asesinos en serie
Uno de los principales legados de Ted Bundy ha sido el aumento del interés por los asesinos en serie y los crímenes violentos.
La forma en la que Bundy cometió sus crímenes y la atención mediática que recibió durante su juicio despertaron la curiosidad morbosa de muchas personas. Desde entonces, la figura del asesino en serie se ha convertido en un tema recurrente en libros, series, películas y documentales.
La obsesión por estos personajes ha generado a su vez debates acerca de los límites éticos y morales de la representación de la violencia y el papel que juegan los medios de comunicación en el tratamiento de estos temas.
La influencia de Ted Bundy en la cultura popular y los medios de comunicación
El impacto de Ted Bundy en la cultura popular y los medios de comunicación es innegable.
Su figura ha sido objeto de múltiples libros, documentales, series y películas, muchas de las cuales han sido muy exitosas. Su papel como el mítico asesino en serie ha sido representado en muchos aspectos culturales, convirtiéndose en un icono cultural que ha dejado su huella.
Sin embargo, la forma en que se representa y se trata su figura ha sido objeto de controversia, por lo que muchos se preguntan si debería ser tratado con más respeto o si su figura debería ser olvidada.
El debate sobre el tratamiento y prevención de los asesinos en serie
El legado más importante de Ted Bundy es sin duda el debate que ha generado acerca del tratamiento y prevención de los asesinos en serie.
El caso de Bundy ha llevado a muchos expertos a reflexionar sobre la existencia de este tipo de personas y las medidas que se deben tomar para prevenir sus crímenes.
Muchas teorías y enfoques se han desarrollado a partir de casos como el de Bundy, por lo que su figura sigue siendo objeto de estudio y reflexión en la actualidad.
- Tratamiento: El caso de Ted Bundy ha llevado a muchos expertos a reflexionar sobre la efectividad de los tratamientos de este tipo de personas y la importancia de prevenir recaídas. El debate sigue abierto y muchas preguntas sin respuestas.
- Prevención: La prevención sigue siendo un tema clave cuando se trata de la figura de Ted Bundy. Se han planteado medidas de prevención que van desde la educación a la sociedad hasta la seguridad en las universidades. Se ha tomado consciencia sobre la importancia de la prevención para evitar casos similares en el futuro.
- Políticas de seguridad: El caso de Ted Bundy y otros casos similares han llevado a muchos expertos a cuestionar las políticas de seguridad y prevenir la afluencia masiva de personas a eventos y lugares desprotegidos.
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